martes, 1 de enero de 2019

EL AÑO 2018. RESUMEN DEL FLAMENCO EN CATALUÑA

EL AÑO 2018. RESUMEN DEL FLAMENCO EN CATALUÑA


    El flamenco en Cataluña a lo largo del año 2018 ha continuado tan vivo como el anterior e incluso diríamos que más, pues, pese a la encrucijada socio-política en la que nos encontramos, el interés por el flamenco en cada una de sus distintas manifestaciones ha ido en aumento.

     Si bien en los años anteriores el resumen que hicimos fue según las distintas festividadesfestivales y concursos (ver 2016 y 2017), este año que acaba ha destacado por tres hechos relacionados con los centros principales de enseñanza del flamenco en Cataluña: ROSALÍA y la ESMUC, MANUEL GRANADOS y el CONSERVATORIO DEL LICEO y el FESTIVAL CIUTAT FLAMENCO del TALLER DE MÚSICS. A ellos vamos a dedicar la última entrada del año. 



Imagen extraída del ABC de un artículo sobre
Por qué la cantante Rosalía no es flamenca



    QUE 2018 HA SIDO EL AÑO DE ROSALÍA, NO LO DIGO YO, LO DICE ELLA MISMA Y SUS ESTADÍSTICAS. En Instagram con sus 1,3M seguidores, Rosalía agradece la lista de premios nacionales e internacionales que a lo largo de este año ha conseguido a través de sus dos primeros álbumes.  Pese a que no se pueda considerar cantaora -coincido con el artículo en el ABC de Alberto García Reyes (aquí)-, al menos a partir de la publicación de su primer álbum, ya que con anterioridad había participado en espectáculos flamencos, debe estar incluida en este resumen anual del flamenco en Cataluña por el uso comercial de la marca 'flamenco' que está realizando la cantante catalana.

   Rosalía Vila Tobella "Rosalía" es un fenómeno multicultural, surgido de esa catalanidad plural que se expresa en castellano y es representativa de lo híbrido, como antípodas de lo local. De ella ya se ha escrito mucho, bueno y no tan bueno, comentarios que trascienden la innegable evidencia del fenómeno de masas en que se ha convertido, difícilmente clasificable aunque muy predecible, como el buen producto de marketing que es. 

     Lo interesante de Rosalía, a mi entender, aparte de que guste o no su música, es comprender cómo se forma el fenómeno y qué tiene de singular para el mundo del flamenco. Nacida en Sant Esteve Sesrobires, un pueblo de poco más de siete mil habitantes en la Comarca del Baix Llobregat, pero no de esa parte de la comarca tan activa en eventos flamencos -como Hospitalet o Cornellà- sino de la parte más cercana a la Anoia, hacia el interior. Sant Esteve es un pueblo poco flamenco, no hay peñas, no hay locales de reunión, ni se celebra ninguna actividad importante relacionada con el flamenco, escuetamente, unas escuelas de baile en las que se enseña baile flamenco, y eso que es un pueblo industrial, de acogida de mano de obra foránea. Lo más cercano son las poblaciones de Abrera, Esparraguera y Martorell, que, aunque muy limitada, sí tienen algo más de vida flamenca, especialmente en Abrera con la asociación "Juventudes Rocieras de Abrera".

     Que sepamos, los inicios de Rosalía no fueron flamencos, interpretaba canciones de pop inglés y se presentó con 15 años al concurso Tú sí que vales, en el que dejó claro, no tanto sus cualidades hacia la música sino, sobretodo, su determinación a dedicarse a ello (ver aquí). El bagaje musical flamenco de Rosalía se inició directamente en las escuelas de música de Barcelona, en el Taller de Músics y en la ESMUC, al realizar los estudios de grado en la especialidad de cante flamenco bajo la dirección del cantaor José Manuel Vizcaya "El Chiqui de la Línea". 

    Ella misma, en una entrevista en TV3, afirmó que "'El Mal Querer' es mi trabajo de final de carrera" y que "El flamenco en mi caso, lo descubrí a los 13 años en la calle, con los amigos. A partir de entonces no dejé de descubrir, de investigar, la música flamenca. Mi maestro es gaditano, él es de Cádiz y él me ha condicionado muchísimo." 





    Rosalía representa ese otro perfil de catalán que se expresa en las dos lenguas, el catalán y el castellano, aunque le domine claramente el segundo -como se observa en la limitada vocalización fonética de la cantante cuando habla en catalán-. Sus apellidos, Vila y Tobella, indican un origen en tierras catalanoparlantes, -detalle que, estratégicamente según el poderoso marketing que le rodea, no comenta nunca- en ese catalanismo que no se adscribe a ninguna tierra específica, que acepta la integración como algo normal: "Soy de Cataluña pero me encanta el flamenco. Y el imaginario del sur, de Andalucía, está muy presente en Cataluña, yo creo, por lo menos, a mí, en mi entorno, siempre ha estado presente".


       En definitiva, Rosalía simboliza a esa generación de jóvenes catalanes que no han formado parte de los contextos socializados de origen andaluz en Cataluña, sino que directamente se han formado en centros de estudio especializados en flamenco y a partir de los cuales han desarrollado una carrera artística. En algunas ocasiones, no siempre ocurre así, el flamenco se presenta como una música más, sin connotaciones de ningún tipo -ni étnica, ni tradicional, ni personal, ni familiar-, sin ser una reafirmación identitaria, un recordatorio de sus orígenes. Nada de todo esto. En su caso, el flamenco solo es emoción, -dice Rosalía que le cautivó por su expresión-, al igual que otras músicas, como la música africana o el rap, ni más ni menos, como cualquier otra música que tenga una gran carga expresiva, esa dimensión afectiva de la música descrita como "flujos sónicos que nos afectan". 

     Esta otra dimensión del flamenco, aquel que no está relacionado con su origen y con un contexto concreto, es uno más de los distintos significados del flamenco que se encuentra en tierras catalanas. Esta práctica del flamenco va más allá de las fusiones flamencas, del llamado Posflamenco, al hacer uso de él casi en exclusividad a través de su significado, como forma mental que se tiene de este, y vaciándolo de su significante, de la forma material. Con el significado, el marketing del producto "Rosalía" está haciendo estragos, no hay nada que venda más en el extranjero que la marca "flamenco" y "gitano" -ambas explotadas por la artista y su poderosa productora-, mientras que su significante va variando, acercándose a todas aquellas músicas étnicas o urbanas, tan de moda en estos tiempos, como el flamenco, para conectar con la generación millennial en un estadio perpetuo de febrilidad.

    Cantaora o no, Rosalía ha beneficiado a la proyección del flamenco, al afianzarlo en  ese mercado global de la música sin el que ningún género musical hoy día puede existir. Yo me alegro por ello, de su éxito, por ella y por el flamenco.


POR SU PARTE, 2018 HA SIDO EL AÑO EN QUE DOS CENTROS EDUCATIVOS MUSICALES RELACIONADOS CON EL FLAMENCO EN CATALUÑA HAN CELEBRADO UN PARTICULAR ANIVERSARIO: LOS 25 AÑOS DE MANUEL GRANADOS ENSEÑANDO GUITARRA FLAMENCA EN EL CONSERVATORIO DEL LICEO Y LOS 25 AÑOS QUE EL TALLER DE MÚSICS PRODUCE EL FESTIVAL CIUTAT FLAMENCO.

(Copio a continuación el artículo escrito por la autora y publicado en la Revista Zoco Flamenco, nº25, en julio-agosto 2018 (pp. 14-15) que describe la celebración de estos dos importantes acontecimientos del pasado año.)


25 AÑOS QUE HAN MARCADO EL FLAMENCO EN CATALUÑA


Cuarteto Al-Hamra en el concierto-celebración 25 Aniversario Manuel Granados
(Imagen extraída web del Cuarteto Al-Hamra aquí)


     En abril de este año 2018 han tenido lugar dos celebraciones importantes para el flamenco catalán: una el aniversario de Manuel Granados como docente de guitarra flamenca en el Conservatorio del Liceo y otra el del festival "Ciutat flamenco" promocionado por el Taller de Músics. Ambas propuestas han cumplido 25 años, fecha que quizás no tendría mayor alcance si no fuera porque estas más de dos décadas de flamenco intenso se han desarrollado en tierras catalanas, aquellas tierras periféricas alejadas del foco principal andaluz, y concretamente en el corazón de Barcelona, en el barrio del Raval.

     La importancia de estas dos grandes iniciativas del flamenco en Cataluña es más trascendental de lo que a simple vista parece, no sólo por su continuidad en el tiempo, 25 años son muchos años, sino especialmente porque han contribuido a derribar tópicos. Y es que el discurso habitual es relacionar exclusivamente el flamenco en tierras catalanas con la emigración andaluza. Es cierto que los primeros emigrantes y sus descendientes son una de las bases sociales principales de las que se sustenta el flamenco catalán, pero igual de cierto es afirmar que no es la única, que el flamenco en Cataluña es tan plural y variado como la sociedad catalana es, abarcando casi todos los orígenes, estratos sociales, géneros y edades, en una red extensible y compleja.

    Si echamos la vista atrás, hace veinticinco años, a principios de los años 90 el flamenco catalán estaba cambiando su dinámica después de atravesar diferentes etapas. Desde finales del siglo XIX hasta las décadas de los años 40 y 50 el flamenco tuvo su espacio en el centro de la capital catalana, en locales nocturnos de ambiente andaluz. Sin embargo, en los años 60 con la llegada masiva de la emigración de origen andaluz, el flamenco, al igual que sus agentes activos, se refugió en los barrios periféricos que surgieron como resultado del asentamiento migratorio, en aquellos lugares "donde la ciudad cambia de nombre" que diría Paco Candel. Y la discriminación racial y social que este colectivo sufrió, refiriéndose a ellos con el apelativo peyorativo de "charnegos", fue la base de los prejuicios construidos por una parte de la sociedad de acogida y que trasladaron a sus expresiones culturales, a su música, a sus fiestas, y cómo no, al flamenco. Estos giraron en torno a la amoralidad y a la marginalidad por lo que el flamenco adoptó una imagen de música "sencilla" y "frívola", entre otros calificativos despectivos, antítesis de la "pureza" de las músicas tradicionales catalanas.

    Estos estereotipos sobre el flamenco en Cataluña se fueron manteniendo en el tiempo y, al ser considerado de "extrarradio" y de poco nivel, una parte importante de las instituciones catalanas excluyeron de la dinámica cultural de la ciudad todo aquello relacionado con este, tanto en la enseñanza como en la programación de festivales y conciertos, a excepción de algunas propuestas privadas, como el "Festival de Flamenco de Barcelona" que organizó La Caixa en el año 1980 y que se mantuvo varias ediciones.

(Extraído blog El Cabrero, ni rienda, ni jierro encima aquí)


    De igual manera, si nos referimos a la enseñanza de la guitarra flamenca, en los años 40 y 50 tocaores como Miguel Borrull hijo daban clases en sus domicilios, en el centro de la ciudad, o en academias de baile que ofrecían flamenco, como la que dirigía la hermana del guitarrista Concha Borrull, en la calle Petrixol nº 9, en el barrio Gótico, y en la que Borrull impartía sus enseñanzas. Pero a partir de los años 60 fueron los centros culturales y las peñas ubicadas en los cinturones metropolitanos los encargados de enseñar a los jóvenes guitarristas que se interesaban por el flamenco. 

EN ESTE CONTEXTO, LA PROPUESTA DE MANUEL GRANADOS A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS 90 DE DAR CLASES DE GUITARRA FLAMENCA EN EL CONSERVATORIO DEL LICEO CAMBIÓ RADICALMENTE LA PERSPECTIVA. 

Ya no se trataba de enseñar flamenco en la periferia sino en el centro mismo de la Ciudad Condal y en una de sus instituciones más emblemáticas, el Conservatorio del Liceo, el primer conservatorio de la ciudad que en aquella época ocupaba el primer piso del mismo edificio que el prestigioso Teatro del Liceo. Esto favoreció un cambio también en los prejuicios que arrastraba el género, pues si los "charnegos" podían acceder a espacios de enseñanza privilegiada, entonces de casi uso exclusivo de la población catalanahablante, era necesario modificar algunos estereotipos que se tenía sobre ellos. Gracias a la decisión de la dirección de entonces, que supo ver los cambios sociales que se estaban produciendo, y a la actual, que ha continuado con el proyecto, la guitarra flamenca se introdujo en la oferta pedagógica musical de Barcelona al mismo nivel que los instrumentos de la música culta.  

Manuel Granados
(Imagen extraída del blog Magisterio flamenco aquí)


POR SU PARTE, EL "FESTIVAL CIUTAT FLAMENCO" TAMBIÉN REALIZÓ EN LOS AÑOS 90 UNA PROPUESTA SIMILAR EN EL ÁMBITO DE LOS ESPECTÁCULOS MUSICALES

    En los años 80 dieron inicio los festivales flamencos en poblaciones periféricas, en 1983 el Festival de Cornellà de Llobregat y en 1986 el Festival Roser de Maig de Cerdanyola del Vallès, festivales que tienen su origen en la expresión de los sentimientos de añoranza de la población andaluza en Cataluña hacia su tierra de origen y que en aquellos años dio lugar a toda una serie de manifestaciones culturales andaluzas en tierras catalanas, como la Feria de Abril o las procesiones de Semana Santa. Sin embargo, la escuela de música El Taller de Músics, con sede en el barrio del Raval de Barcelona, impulsó en el año 1993 el llamado entonces "Festival de Flamenco de Ciutat Vella" -que cambió su nombre posteriormente a "Ciutat Flamenco"- con propuestas musicales que se distanciaban de ese cariz sentimental tan característico de las celebraciones de los emigrantes.




    Estos cambios también propiciaron unas iniciativas musicales más diversas, en el Conservatorio del Liceo bajo el magisterio de Manuel Granados una orientación hacia el concertismo flamenco y en el "Festival Ciutat flamenco" una programación que combina el flamenco tradicional, la fusión flamenca y la rumba catalana.

   En consecuencia, el cambio de ubicación del flamenco en los años 90, desde la periferia al centro, conllevó a su vez un cambio de aficionado y de público, mucho más heterogéneo formado ya no solo por emigrantes andaluces, sino también catalanes de segunda generación de emigrantes, catalanes de origen, jóvenes urbanos y jóvenes de otros lugares de España.

    Hoy día, 25 años después, los dos proyectos musicales siguen activos, enraizando el flamenco en Cataluña y contribuyendo a consolidar la visión de ese flamenco universal, libre de estereotipos.   









1 comentario:

  1. Si, como indicas al principio del artículo, Rosalía no puede considerarse cantaora sino que al contrario lo que ha hecho ha sido usar la marca "flamenco", no entiendo que le dediques tantas líneas a la señorita Vila Tobella. Hubiera bastado con denunciar el uso de una marca que no le correspondía. Además, el "fenómeno Rosalía" no se ciñe al marco geográfico catalán sino que su ámbito ha sido nacional e incluso internacional.
    En cualquier caso, agradezco tu labor y te mando mis cordiales saludos desde Córdoba.

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